Muchos sueñan con el mundo donde existen las hadas, duendes, unicornios, princesas o algun vampiro al que dejar descubierto tu cuello para alimentarlo... ¿seguro alguna vez lo has deseado, no?
Pero para mi, vivr entre ese mundo de ensueño y el real, se ha vuelto una pesadilla...
Maya Soto
XXI
Por Grey Dan

domingo, 20 de junio de 2010

Jan Dragon


Violeta noto la extraña excitación que mostraba la guardia del pacto de los dragones. Desde el balcón a lo lejos, como si la tormenta eléctrica que observaban los ponía en ese estado. No entendía a que se debía tan comportamiento, quiso preguntarle a Manelick quien detrás de ella, también admiraba el espectáculo que la naturaleza les regalaba. Adivinando sus pensamientos Jan, el pacto de los dragones apareció a su lado...

-¿Precioso, no lo crees?- dijo observando la tormenta eléctrica casi tan excitado como sus compañeros, sus ojos ambarinos, dieron un brillo como si una luz interna los iluminara. Sin deja de notarlo, Violeta solo atino a decir- a mi no me gustan las tormentas, me dan miedo los truenos.

Las carcajadas de la guardia del pacto de los dragones, ensordecieron el lugar como si de un trueno se tratara, confundida trato de encontrar explicación en su hermano, pero el pacto reía de la misma forma. Rubíes estuvo a punto de sacar su arma y tomarlo como una ofensa hacia su pacto, pero en una señal de advertencia de Manelick la detuvieron. Cuando pudo calmarse, con los ojos llorosos y brillantes, el pacto hablo.

-¿Violeta como pueden darte miedo nuestras voces de alegría?- ella lo miro sin entender a que se refería.

-¿Los truenos son sus voces, son risas de dragón? Eso es estupido...-

Si lo piensas como humana claro que lo es, el propósito de ellas es alejarlos a ellos, a los jóvenes humanos, pero como pacto, las tormentas eléctricas no tienen que darte miedo.

-Claro que si, los rayos han alcanzado gente y la ha matado...- explico Violeta alarmada...

Sigues dejando que tu lado humano sea el racional y no es así...- Violeta estaba empezando a hartarse de que la trataran de ese modo, como si ella en realidad fuera una total ignorante.

- No me mires así, te explicare.- dijo y recargándose en una de las bancas del balcón invito a Violeta a sentarse con el.

- Cada rayo que golpea a una persona, es un dragón naciendo y abandonando su cuerpo mortal, deja a lado su humanidad y renace como dragón. Los truenos que escuchas son la bienvenida de otros dragones al nuevo mundo...

Enmudecida, con una expresión incrédula en su rostro, Violeta el pacto de los alquimistas, quedo maravillada por primera vez, desde que ella también había renacido...

Jan y Violeta (pacto de los dragones y pacto de los alquimistas)
XXI
Por Grey Dan

domingo, 13 de junio de 2010

Tren

La primera vez que la vi me pareció como otra chica mas de las que esa tarde se cruzaron en mi camino, apretujada en los asientos del tren, parecía que no quería que nadie rosara su cuerpo con el de ella, me causo gracia ya que eso era imposible. Por mas que tratara de encogerse o estirarse para no rozar, debido a lo lleno del tren estaría tocando su cuerpo con sus compañeros de asiento aunque no quisiera.
En ese momento note que debajo de la sudadera , llevaba la falda del mismo uniforme que el mio, observe con mas cuidado tratando de reconocerla pero jamas la vi en el turno de clases, ni por el pasillo, ni la biblioteca, ni en las canchas o por el comedor.

Aunque no la culpe, por su apariencia tímida y deprimente no llamaría mucho la atención, aunque pasara a su lado. En ese momento volteo confundida y temerosa al parecer sintió mi mirada y eso me causo curiosidad, posiblemente me encontraba con una persona sensible, aunque después me lleve una decepción, su perturbacion se debió a que el tren freno bruscamente y ella por la inercia se recargo demasiado en la mujer de su lado, pidió disculpas y como si este hecho la hubiera preocupado demasiado, ocasiono que sus mejillas se sonrojaron.

-Definitivamente es tímida,- pensé. Luego con mano temblorosa saco un libro de su morral y comenzó a leerlo como tratando de tranquilizarse, pude ver que el libro era Aura de Carlos fuentes, entonces supe que ella estaba en el mismo semestre que el mio, porque en ese momento mi grupo también estaba leyendo Aura.

Otra estación y el vagón del tren se apretujo mas, la gente me empujo y por suerte quede cerca de ella, su postura encorbada, solo me permitía verle la negra y larga mata de cabello y su mano cuando se pasaba por este. Parecía que el agarrarse el cabello la tranquilizaba, aunque se lo dejaba grasoso.
Continuo leyendo y ya no hizo nada mas, me dio la impresión que al leer se escapaba del tren y se iba a algún lugar mejor, sus facciones se relajaron, lucia serena y sin ese nerviosismo en su rostro, se convirtió en algo muy agradable de ver.
Un momento de distracción de mi parte y una casi inaudible exclamacion se escapo de sus labios, el libro en sus piernas estaba en el piso, casi a mis pies, sus manos temblaban y su rostro lucia pálido, me pareció tonto el que se pusiera así por el echo de que su libro se resbalara, seguía mirando el libro intensamente, pero no se animaba a recogerlo.
Me agache molesta, tratando de guardar el equilibrio, cuando lo tuve, lo avente a sus piernas, mire para otra dirección, no quise ver su reacción. Lo que me pareció interesante, ahora me resulto absurdo. ¿No entendía por que hacia tanto drama solo por un libro tirado? tal vez en este momento me veía agradecida y no quería devolverle una fingida sonrisa, segundos pasaron y escuche otra exclamacion, voltee rápidamente y el libro volvía a estar en el piso. El temblor de sus manos era evidente, la señora a su lado la miraba raro, como si estuviera a punto de preguntarle algo. Yo mire el libro en el suelo y lo tome de vuelta, esta vez vi su rostro, sus ojos no me miraban, pero estaban llenos de miedo. Nuevamente tome el libro y se volví a poner en sus piernas, sujetandome de su asiento la afronté y ella me miro, encontrándonos por primera vez, respiraba algo entrecortado, como si estuviera agitada, un sudor frió en sus labios delataban el pavor que estaba sintiendo, la observe un momento mas y justo cuando estaba a punto de preguntarle, observe como una pequeña mano salia de su asiento y tomaba el libro resbalandolo al piso, rápidamente sujete el libro presionándolo contra sus piernas.- Basta de hacer eso- dije lo mas bajo posible. La chica me miro sorprendida, pero no era a ella a quien le hablaba. La pequeña mano se detuvo en seco, sorprendida no soltó el libro, quiso jalar una vez mas y presione un poco, esta vez también apreté la pequeña mano, la chica brinco un poco al sentir el contacto frió de aquello, pero no grito, solo se quedo quieta esperando. Tal vez nos veríamos raras, yo en cunclillas delante de esa chica desconocida, hablándole a la nada y no es que no hubiera nada ahí, solo que no todos los ojos pueden ver lo que los mios si pueden- He dicho que no- dije con un poco mas de fuerza, y agachándome en direccion del libro le dije en susurro.- Te tengo atrapado y si sigues molestando, te quitare tu mas preciado objeto...- Mis palabras hicieron efecto, aquello soltó el libro y yo deje de hacer presión, se metió debajo del asiento, cuando me agache para verlo, solo escuche el tintineo de su cascabel al salir corriendo por la puerta cuando el tren se detuvo. Me levante, las personas me miraban raro y susurraban a mis espaldas, la verdad es que no me importo, hace mucho tiempo que me dejo de importar lo que susurraran o dijeran de mi, al fin y al cabo jamas las volvería a ver, trate de recoger mi bolsa que se cayó cuando estaba en el suelo, aquella chica se me adelanto y me la entrego levantandose de su lugar; su rostro no lucia con aquel pánico, me miraba con sorpresa, con incredulidad...
El tren paro y me di cuenta que era mi estación, le tome el bolso y me di la media vuelta dirigiéndome a la salida.
Fuera del tren, alguien me jalo del suéter, molesta me voltee para reclamar, aunque no pude, la chica de cabellos gracientos y negros me siguió fuera del tren y era ella quien me tomaba de mi prenda.

¿quien eres?- dijo con voz muy baja, apenas y pude entenderle...

-Norah.- conteste rápidamente, ella se alegro al oír mi nombre y también muy rápido, sonriendo dijo presentándose.-

-Yo soy Maya Soto.-

-Ah si, pues que bien.- Le dije y me di la media vuelta, siendo detenida nuevamente por el jalón de mi suéter, Maya Soto no me soltó. Aun lucia perdida y me miraba como si yo fuera su única salida...

Eso por un momento no me incomodo...

Norah
XXI
Por Grey Dan

jueves, 10 de junio de 2010

XXI

XXI Veintiuno no es mi fecha de cumpleaños, tampoco es mi numero favorito, no es mi numero de la suerte, ni es el numero de una calle en la que tengo que caminar, no es el numero que me representa en la lista cuando digo presente todos los días en la escuela, no es el numero de una marca o un perfume, no es un libro, ni un perro o un gato y tampoco es algún programa de television. Por supuesto que no es la cifra que yo mas odie...

Para mi Veintiuno no es un numero, ni una cifra o una cantidad...


Veintiuno es un nombre, es el nombre mas bello de todos... es la palabra que mas me gusta repetir dia y noche y aun así no me he cansado de decirlo.

Me he quedado sin voz gritandolo al viento con energía esperando que el eco lo repita, se que lo seguiré pronunciando hasta el fin de los tiempo... cuando tu no estés, cuando ya no puedas responderme, yo te seguiré llamando...

Veintiuno simplemente es el nombre al que responde la persona que amo...

Maya Soto
XXI
por Grey Dan